En poquitos días nomás vamos a estar conmemorando el genocidio más grande del que la humanidad tenga memoria. Allá por 1492, con el patrocinio de la corona española y la iglesia católica, Colon llegaba a estas tierras. Y mientras el Vaticano discutía si los “Indios” tenían alma o no, por estos lados se asesinaron 80.000.000 (si, ochenta millones) de personas. El resto fueron perseguidos, humillados y reducidos al servicio de sus descubridores. No es sencillo dimensionar tamaña masacre. El número de muertos duplica la población actual de la Argentina. El saqueo de los recursos naturales no renovables se acompaño con la imposición de La Cultura, Los Modos, El Lenguaje y La Religión.
Hace unos días en la Ciudad de Buenos Aires los buenos disertaron sobre civilización, barbarie y populismos latinoamericanos. “La mesa de la civilización”, como la bautizó Alvaro Vargas Llosa, ahondo en estos temas de un anacronismo insensato, de la mano del jefe de gobierno, Mauricio, el ex presidente español José María Aznar, el boliviano Jorge “Tuto” Quiroga y el candidato chileno Sebastián Piñera. Y Buenos Aires estuvo de bueno...
El primero de los oradores, Vargas Llosa, dejo las cosas bien claritas de entrada: “Este es el bando de la modernidad, en esta batalla entre la civilización y la barbarie que se está dando en América latina”. Ni se sonrojo exponiendo las opciones: “O la civilización occidental o la opción por la barbarie”. El peronista Pro Diego Santilli banalizaba, con un chiste tierno, la situación “no discutimos derechas o izquierdas, sino si estamos del lado de los buenos”. ¿Que separa a los buenos de los malos? Quien sabe. Los buenos lo saben. Cuando dicen que no quieren discutir de derechas o izquierdas la experiencia indica que estan a la derecha de la derecha. Así deshistorizados "lo bueno" y "lo malo" se convierten en posesiones de clase, aún cuando lo que justamente se niega es su caracter de clase. Se invisibiliza una lógica que empero existe y se mantiene operante. Tras el tono de revelación con que se pintan los conceptos se esconde un razonamiento siniestro, racista.
La civilización occidental, aggiornada, libertaria y educada o la barbarie del indio de mierda Evo Morales, les hubiese gustado decir. Sino fuese por los modales europeos. Entre los malos también figuran Venezuela, Ecuador y Nicaragua. De Honduras, ni mu. Aznar ofreció una conferencia. “Los cuatro jinetes del apocalipsis: populismo, indigenismo, neoestatismo, militarismo”. Re sutil, el.
Estos raptos de honestidad no son ninguna novedad. Hace poco Alvarito había dicho que el gran peligro ahora para América latina no son los golpes de Estado clásicos, sino los presidentes que asumen constitucionalmente pero, una vez en el gobierno, quieren perpetuarse en el poder. Mas tarde, claro, hacer buenas migas con el malo más malo de todos, Chavez. Que me importa si el venezolano llego al poder, ratificado en reiteradas oportunidades, por el voto popular. Menos si Evo reivindica a sectores históricamente humillados, pisoteados y degradados. Habrá que confirmar primero si el presidente, también elegido democráticamente, y favorito para las elecciones de diciembre, tiene alma o no.
Naturalmente no faltaron las voces pro libertad de expresión. “También los argentinos están amenazados, y ante todo su libertad de expresión. Ustedes tienen que resistir esas fuerzas oscurantistas”, decía Albaro. No nos vaya a pasar que no se le renueve la licencia a un medio que promueva un golpe de estado, oculte y manipule información, publique puras mentiras, en fin, como pasó en Venezuela. Dios nos libre!
Y este, el de acá, de la Argentina, es el gobierno mas fascista en años, dijo Mauricio. Yo tendería a suponer que el responsable de un gobierno que criminaliza y castiga la protesta social, y a la pobreza también, no esta en condiciones de llamar fascista a ningún otro gobierno. Independientemente de cual sea. Sin embargo Mauricio me sorprende. O me amenaza con quitarme la moto.
La restauración esta en marcha. Igual hay un montón de feos, cantidades de sucios y muchos, muchos malos.
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