sábado, 17 de octubre de 2009

Fe de erratas



        Es fantástico equivocarse de vez en cuando. Cometer cierto tipo de yerros, claro. Siempre pensé, no por fundamentalismos sino porque la experiencia me lo venía demostrando, que la iglesia católica toda nos debía un profundo arrepentimiento, un resarcimiento histórico inmenso, una verdadera demostración de humildad, un gesto de genuina tolerancia. En la Argentina la iglesia fue cómplice de casi todos los pesares del pueblo. Supieron ponerle el pecho, y la sotana también, a los uniformados cuando los populismos amenazaban. Sucede desde que este país existe. Ni hablemos del rol de la iglesia durante los tiempos de la colonia. En otros países de America Latina la historia no fue muy diferente. Actualmente la iglesia se ha mostrado afín al golpe en Honduras. Lo mismo durante el intento de golpe a Venezuela en el 2002. No fue ni es el único factor de poder en juego pero ha prestado apoyos determinantes en estas cuestiones. Estuvo  y está involucrada de modo bastante obsceno en todos los procesos golpistas del subcontinente.
         Los buenos gobiernos son populares. Los son por una sencilla razón: los sectores populares son los más numerosos. Un gobierno que dirige sus políticas a estos sectores prioritariamente es un gobierno que facilita la vida de la mayoría de la población. La iglesia siempre supo estar en la vereda de en frente. Festejó las corrientes neoliberales que hundieron en la miseria a millones de personas. Su discurso choca de frente con lo que hace. No es verdad que los recursos sean escasos, la falla esta en  el modo de distribuirlos. El catolicismo supo concentrar poder y medios económicos a lo largo de toda su historia, su vocación imperialista es inocultable. Lo mismo la presión que ejercen sobre cualquier gobierno que intente alterar este esquema.
         Siempre creí que un gesto de verdadera tolerancia por parte de esta institución sería abogar por los estados laicos. Esto tiene varias implicaciones. La primera es el reconocimiento de una nación plural y multireligiosa.  Es una obviedad remarcarlo pero en la Argentina existen comunidades judías inmensas, iglesias protestantes para todos los gustos (hay Luteros y Enriques VIII para tirar para arriba), la inmigración colabora ampliamente con este esquema multicultural y las comunidades indígenas hacen lo propio. Es necesario señalar también que existen en la Argentina un porcentaje enorme de bautizados que se definen como ateos. El proceso mediante el cual la institución suma fieles es el bautismo, proceso que supone la adhesión al culto de un bebe que, viva la novedad, carece de las herramientas necesarias para evaluar y decidir sobre sus creencias. En base a estos números (según los cuales el 90% de los Argentinos son católicos, incluyéndome en la estadística) la iglesia construye poder, presiona y extorsiona a una Nación. Una nación evidentemente más plural que lo que ella reconoce. El apoyo a la creación de estados laicos supondría un reconocimiento de esto, un gesto de tolerancia, la certeza de ser un actor más en una sociedad compleja. Un actor regulado por el estado (antes de ser católicos, judíos o budistas somos civiles), con igualdad de condiciones frente a otros actores.
Cuestión complicada si tenemos en cuenta que las religiones descansan sobre verdades de fe. Las verdades de fe no son demostrables. Es un factor que existe o no. La fe es una variable de presencia/ausencia. No responde a la lógica. Por este motivo el único modo de sostenerlas es la aniquilación intelectual (mas de una vez esta aniquilación es de hecho) de las diferencias. Los cultos, por definición, no admiten la diferencia. La diferencia en este caso es vivida como amenaza y el modo de sostener la verdad en cuestión es la anulación de lo diferente.  Si A cree que Jesús nació y B no, o si A cree que María era virgen (de todo punto de vista indemostrable por los caminos de la razón) y B no, el único modo de sostenerse es el enfrentamiento. Si no hay caminos lógicos que conduzcan a la construcción de verdades estas no pueden discutirse. El proceso de discusión implica un camino racional. En este esquema la única salida es el peso relativo que A pueda tener sobre B. No estoy descubriendo la pólvora. Son mecanismos presentes en la Inquisición, la conquista, el holocausto judío o el conflicto Palestino-Israelí. Siempre existen otros muchos factores, no quiero ser reduccionista, pero me gustaría centrarme en esto por lo pronto.
Como decía al principio es genial que alguien te diga que te equivocaste, aunque sea un poquito. Navegando por la red me encontré con una página, http://www.redescristianas.net. Es la primera vez en mi vida en donde puedo situarme frente a un discurso religioso y sentirme respetado. De verdad que es una bellísima novedad, por eso quería compartirla. Este colectivo definido en como “mujeres y hombres, personas laicas y clérigas, seglares y religiosas, no teólogas y teólogas, homosexuales y heterosexuales, y todas y todos, desde posiciones de igualdad, estamos movidas por los mismos deseos de transformación y cambio” abogan por la constitución de estados laicos, entendiendo de entrada que en cualquier sociedad hay mas que católicos. No defienden la educación religiosa, entienden que esa es una decisión personal que nunca podría tomar un recién nacido (viva la novedad otra vez). Apoyan a los gobiernos populares, entienden que defender a los pobres es más que andar denunciando escándalos por TN. Toman el desafío de amontonar fundamentalismos y tolerancia. Me corrijo. No toda la iglesia católica nos debe un profundo arrepentimiento, un resarcimiento histórico inmenso, una verdadera demostración de humildad, un gesto de genuina tolerancia. Ciertamente un sector abrumadoramente mayoritario esta en deuda, pero no todos. Ojala que como este vengan muchos errores más. Hoy ando con ganas de equivocarme.
        

No hay comentarios:

Publicar un comentario